Creemos que la libertad consiste en tenerlo lo que queremos.

Pero lo cierto es que, en el mismo instante en que posemos algo, aflora el miedo a perderlo.

La libertad consiste en perderlo todo. Cuando careces de todo, no tienes nada que perder. Ése es el final del miedo. Paradójico, ¿verdad?

Cuando nada es tuyo, viene a ti lo que necesitas. Cuando no eres nada, lo eres todo.

Este es el fin de toda búsqueda, perderte.

Escuchar por primera vez esto puede resultar muy desafiante. Es sorprendente escuchar que uno no es nada. Pero lo cierto es que las cosas sólo pueden suceder por que no somos nada. Sólo por que no somos nada podemos escuchar los pájaros, sentir el aire en la piel. Solo por que no somos nada, podemos leer esta palabras. Solo porque estamos ausentes puede revelarse, ante nosotros, esta presencia. Sólo por que nosotros no somos, todo es. Somos nosotros lo que permitimos que el mundo sea.

Todo lo que ocurre señala a nuestra ausencia. Todo lo que ocurre señala a la muerte de lo que ya se ha ido, la muerte de lo viejo, la muerte de lo conocido, la muerte de lo que creíamos ser, de lo que creíamos necesitar y la muerte de lo que creíamos querer.

Amor
Carles

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