Muchas veces tenemos un sentimiento de desolación por no encontrar nuesto lugar en el mundo.

Buscamos nuestro lugar en el mundo en este país o el otro, en una comunidad o en otra, con esta sensación de no sentirme agusto en ningún lugar, siempre buscando pertenecer a algo.

Claro está que para que surja este sentimiento de falta de hogar tenemos que tener algún conocimiento de qué es el hogar. Si nos referimos al amor, la pertenencia, el vínculo, la intimidad… lo importante es, ¿queremos visitar este lugar un par de veces al mes o queremos vivir ahí? Estar asentados en un lugar físico no garantiza nuestra sensación de hogar. Entonces, vuelvo a preguntar con otras palabras: lo importante es, ¿queremos estar presentes un par de veces al mes o el mayor tiempo posible? O, lo que es lo mismo, ¿existe un estado, algo a lo que agarrarme para sentirme siempre como en casa?

Si queremos vivir ahí, el hogar no puede ser un lugar que visitemos de cuando en cuando, debe ser el lugar donde siempre estamos. ¿Dónde sería eso? ¿Qué circunstancia está permanentemente aquí y ahora? Sólo la Presencia Consciente, ninguna relación está siempre aquí y ahora.

Ese sentimiento de búsqueda viene de la confusión de creernos separados de nuestro hogar, no nos está llevando a nuestro hogar. Nunca podemos ir, acercarnos a nuestra casa, porque es el lugar desde donde salimos no hacia donde vamos. Si estamos buscando nuestro hogar, siempre estaremos defraudados, decepcionados. La sensación de carencia viene de sentirnos separados de la plenitud de nuestro ser, nos sentimos una persona, una conciencia limitada, temporal y finita, como parte separada carezco de algo o alguien que creo me tiene que completar, siempre buscamos relacionarnos con alguien o algo para que nos complete, sea una persona o un objeto, con el único propósito de alcanzar la felicidad o la plenitud.

Es verdad que cuando nos sentimos separados y adquirimos el objeto o la relación, la búsqueda de la felicidad sí que termina brevemente, ya que experimentamos un momento de felicidad y esto nos hace pensar que ésta fue causada por el objeto, persona o relación.

Pero lo que la causó es que nuestra búsqueda llego a su fin y, en consecuencia, nuestra verdadera naturaleza apareció por un momento. Después desaparece y comenzamos de nuevo la búsqueda.

Desde la aproximación de la Presencia Biodinámica no buscamos la felicidad a través de un objeto, una sustancia, un maestro, un mantra, una relación, un ritual, una medicina o un especial encuentro o enseñanza, nada de eso. Vamos directamente al origen de la felicidad, que es lo que somos, Presencia presenciando el movimiento de la vida. Esto es al hogar, es el lugar de paz, felicidad, amor. Es el refugio.

Buscar la paz, la felicidad, en un objeto temporal, un pensamiento o una relación, es una locura, la locura que padece la mayoría de la humanidad.

Si ahora sabemos que el hogar no podemos encontrarlo en la experiencia objetiva, ¿lo comprendemos? Seguro que se nos olvida y nos encontramos de vez en cuando buscando la felicidad en los objetos. Pero ahora lo sabemos y no podemos olvidarnos de esto.

Si creemos algo podemos olvidar esa creencia pero si se comprende no se puede olvidar. Cuando esto es comprendido, solo hay un lugar en el que podemos buscar nuestra presencia conciencia y dejar la creencia infantil de la felicidad en los objetos.

Amor
Carles

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