Cuando permitimos que nuestra Presencia-conciencia se identifique con las cualidades de la experiencia, su condición natural de paz y felicidad queda velada o eclipsada.

Así como el agua no tiene sabor propio, sino que adopta el sabor de cualquier cosa con la que se mezcle y parece convertirse en eso ( por ejemplo el té o el café), tampoco nuestra Presencia-conciencia posee atributos propios, sino que adopta o asume las cualidades de la experiencia y, de ese modo, parece convertirse en una persona o en un ego.

Sin embargo, así como la naturaleza del agua sigue siendo la misma incluso cuando se mezcla con té o café, también nuestra Presencia-conciencia permanece en su estado incluso cuando se mezcla con el contenido de la experiencia. Lo único que debemos hacer es no perder el contacto con nuestro ser esencial en medio de toda experiencia.

Amor
Carles

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