Nuestro estado natural es la Quietud, pero solo nos conocemos en el hacer, el movimiento , que oculta la tranquilidad que subyace. Tomo nota de lo que esta surgiendo. No lo rechazo no lo juzgo, no lo retengo solo tomo nota de lo que esta ocurriendo. Lo contemplo como contemplo las olas en el mar. Pero he de tener cuidado. Puede que piense que estoy mirando cuando el mirar es todavía una idea. En la Escucha plena no hay interferencia sicológica bajo la interpretación de lo conocido, emotividad o distanciamiento. No hay intervención de los sentidos. Los sentidos siguen testando ahí mientras sigas teniendo ojos, oídos, nariz, piel. Si pretendemos liberarnos de los sentidos, de la agitación, seguiré proyectando un «afuera» otro. Ello refuerza un sujeto-objeto. Cuando estoy alerta en la vida cotidiana veras que hay breves momentos en que la tranquilidad aparece. Si no ignoro esa quietud y me dejo abrazar por ella cada vez aflora en mi esta quietud conscientemente. Y llego a ver que aunque ocasionalmente la mente puede estar quieta, su naturaleza es el movimiento, y la no oposición al movimiento es el estado natural de quietud. Amor Carles

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