El arte de profundizar en nosotros es el descubrimiento de nuestra no-escucha, descubrir que siempre huyo, siempre digo no. No profundizo para algo, sino para darme cuenta de hasta qué punto estoy a la defensiva. La vida aporta los elementos que terminan por liberarme de mi rechazo.

Independientemente de esto, hay un secreto, pero como es secreto no puedo hablar de ello.
Lo que te tranquiliza no es lo que escuchas, es escuchar. El gozo de escuchar. Lo más hermoso de escuchar eres tú, tu inseguridad, tu miedo, tu rabia, tu tristeza…Ahí se encuentra la belleza. Es mil veces más profundo que escucharme a mí, que escuchar a quien sea.
Claro está que cuando la agitación provoca el olvido ¿por qué no volver a un círculo  y escuchar a Carles o a quien sea? Ello puede devolvernos a esta escucha, pero sería importante no pasar la vida así.   
La mente querría retirar las nubes absolutamente, como si ello pudiera cambiar el sol. Pero es imposible porque lo que eres no está sujeto al cambio. Las nieves vinieron espontáneamente y del mismo modo se irán. Solo podemos acoger las nubes y su partida. Escucha. 

Amor 
Carles 

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