Cuanto me permito profundizar en la escucha de mi cuerpo mediante el despertar sensorial, durante la sesión de presencia biodinamica, más vendrá a mi los espacios sin demanda, sin exigencia. Después de una sesión pueden, puedo vivir instantes en los que me sentiré verdaderamente libre de la necesidad de nada. En lugar de poner el acento en la sesión, causa aparente de esta sensación, aprendo a volver la mirada hacia mi mismo y a librarme del sentido de toda causa. Las practicas no han provocado este sentimiento de bien estar, han eliminado las tensiones que me impedían sentirlo. Cuando comienzo a presentir que el apaciguamiento experimentado después de una sesión no es el resultado de una sesión, sino que la sesión permite la tranquilidad, la quietud resuene en mi, esta comprensión se transpone poco a poco a otros momentos. Sin sesión, sin circulo, paseando por la calle, llevando a cabo mi trabajo o lavando los plato. Tan bien experimentare momentos de bien estar sin motivo. Estos momentos pueden ir creciendo hasta volverse casi constantes.
El bienestar debido en apariencia a la sesión o en el circulo me permiten integrar, escucho el entorno y a mi mismo. Darme cuenta hasta qué punto estoy en la demanda, en la intención y la esperanza. La esencia técnica de este trabajo es la no violencia, la no demanda. Dado que en la practica mi cuerpo se convierte en un objeto de escucha. Cuanto más descubro este espacio libre de juicio y de espera, mas capas superficiales de mi cuerpo, la tensión, la pesadez y al comprensión se liberan, dejando aparecer las capas sutiles de elasticidad, luz, tranquilidad y vibración. Estas últimas se revelan cuando estoy sin espera.
El enfoque me lleva a abandonar el dinamismo de buscar en alguna parte. Cuando ya no me busco, estoy presente, en esta presencia, la exterioridad del cuerpo muere a la interioridad. Esta toma de conciencia llevará le emergencia de esta vacuidad, de esta vibración, de esta luz, a otros momentos del dia. Cada elemento de la vida cotidiana es la ocasión de un retorno, no hacia uno mismo, sino hacia la escucha.
Amor
Carles
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