Frente a un niño violento, «difícil», que la única posibilidad consista en ver que solamente le falta amor, está en tela de juicio. Puede que no le falte el amor recibido (que también puede ser), sino la ausencia de resonancia al amor. Una verdadera «terapia» consistiría en acompañar al niño o al adulto a expresar de manera práctica su amor por el entorno. Si podemos estar, acoger su expresión lo más plenamente posible, habrá transformación. Él podrá entonces empezar a amarse y a escucharse a sí mismo. Esto es el corazón del trabajo en Presencia Biodinámica.
Hay múltiples maneras de expresar el amor, depende de la situación. No hay recetas. Cada niño tiene su necesidad y pueden necesitar firmeza o delicadeza. El acompañante lo siente, si no, no es tal. Uno no puede referirse a reglas cuando es acompañante, educador. La regla no existe, sólo el niño que tiene ante sí. Sólo Escucha. Vemos cómo se comporta, lo que afirma, lo que oculta, cómo funciona, cómo se mueve. Al principio para él todo es agresión. Cuando un niño se siente escuchado, sin que haya expectativas (si las hay lo nota en seguida), si verdaderamente es escuchado, es probable que no en el primer encuentro sino poco a poco, empiece a expresarse. Va a decir o expresar cosas nuevas y lo hará en su movimiento, en sus gestos, su relación, se va a mover de otra manera. Poco a poco va a empezar a respirar.
Al principio, en algunos casos, no se expresan en absoluto, están en una no-expresión y eso está bien. Entonces, no hay que pedirles nada, todo lo que le pidamos significa una agresión para él. Pedirle a un niño violento que deje de serlo es una estupidez. Si escuchamos más bien la violencia, en un momento dado sentirá que lo miramos. No miramos lo que hace, lo miramos a él. Entonces él va a hacer un descubrimiento.
Es cierto que las estructuras de nuestra sociedad, volcadas en el hacer y los resultados rápidos, no dejan el espacio ni el tiempo para ocuparse verdaderamente de estos casos.
En el trabajo de PB el sentir es lo importante, no sentir esto o lo otro, solo sentir. Si logramos eliminar los prejuicios, la necesidad de deshacernos del miedo, la repulsión, el juicio sobre el niño, si estás verdaderamente presente, si te entregas a un completo sentir, entonces ese sentir afecta igualmente al niño.
Amor
Carles
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