En la emoción, el ego pierde el control, él necesita dominar, hacerse cargo, saber. 

Cuando se vive la emoción no hay control posible. 

Deja que la emoción se extienda, se vacíe en el cuerpo, admite tu propia nulidad, tu incapacidad gestionar el instante, vuelve a esa vibración que es lo esencial.

Si el ego domina, huyes como un loco de esta emoción, intentando por todos los medios gestionarla, calmarla, comprenderla, analizarla, justificarla o criticarla. 

Cuando la emoción es abordada conceptualmente, se convierte en una reactividad y te separa. 

La emoción viene para ser sentida. Cuando la emoción es sentida se absorbe, une e integra la pretendida causa. La vida es pura emoción.

Una emoción surge en mí. En un momento dado tengo la madurez de liberar la emoción de su causa, de no pretender estar triste o contento a causa de esto o aquello, sino de permitir la tristeza, la rabia, el miedo, la alegría, sin cualificarla ni vincularla con nada de nada. Ya está, con esto basta. 

Todas la emociones te devuelven al centro si las escuchas plenamente. 

Amor 
Carles 

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