Permite que tu cuerpo se convierta en objeto de observación. Déjate convertirte en sensación. Al principio, sentirás sólo la parte superficial del cuerpo, pero si mantienes la observación, llagarás a ser consciente de distintos estratos de sensación.
Deja a tu observación a que sea lo observado lo que venga a ti, no tú el que vayas hacia lo observado. Esto supone una actitud de total receptividad. Al principio, el cuerpo se te aparecerá como algo fraccionado, pero cuando se mantiene la observación llega un momento en el que se produce una fusión de todas las partes y tienes entonces una sensación global del cuerpo. Sientes el objeto-cuerpo como algo cada vez más sutil, expandiéndose más allá de los límites del cuerpo físico. En este proceso no hay un nombrar. Cuando no hay conceptualización, observador y observado desaparecen en un momento determinado y lo que queda es sólo percepción pura, percepción directa.
No hagas de la cabeza el centro de observación. Si lo haces, el observador permanecerá fijo sobre lo observado como un burro en un pesebre. Cuando se da la fusión entre el observador y la sensación corporal. La percepción es entonces completamente homogénea. Cada parte del cuerpo se hace transparente.
La mente es una función. La observación es la función natural del cerebro cuando no hay intención en la mirada. La intención da una orientación a la observación y, consiguientemente, la limita. Pero la observación pura es multidimensional. Así pues, abandona toda intención de manipular, dirigir o escapar a la sensación del cuerpo. Cuando simplemente miras los hechos, se produce una gran liberación de tensión. En el completo abandono de toda interferencia, el cuerpo aparece en su estado vacío. Sientes entonces que la percepción del cuerpo está en ti, en tu observación. 
Ahí, en la desaparición del observador y lo observado, está la percepción pura. Ten en cuenta que la observación puede quedar bloqueada en lo observado. Observa que, cuando enfatizas lo observado, lo fijas. Cuando la observación es receptiva, acogedora, lo observado se desvanece en la facultad de observar. Hay entonces una sensación de unidad.
Cuando alcanzas un cierto grado de sensibilidad respecto al cuerpo, tienes la impresión de que la inhalación-exhalación no está ya localizada, sino que está en todas partes. Es importante comprobar que vivimos fundamentalmente en nuestra cabeza. Piensa con todo tu cuerpo, siente con todo tu cuerpo. En el sentimiento total, en la sensación global, entras en la habitación y estás en contacto con toda la habitación. Sales de ella y estás en contacto con las nubes, los árboles, el agua. No vives aislado. En tu expansión, estás en contacto con todas las cosas. En esta expansión no hay lugar para el ego, pues el ego es una contracción. El amor es expansión, sensación de amplitud. Cuando ves una arquitectura hermosa, entras en su espacio, lo tocas, te mueves en él. Cuando entras en una casa, ¿qué es lo que te hace decir «me gusta» o «no me gusta»? Es la sensación del espacio. Puede no gustarte desde el momento en que entras por la puerta, o puedes entrar espontáneamente y tomar contacto con las paredes, con el techo, sentirte a ti mismo expandido en su espacio.
Por favor no te quedes en la comprensión verbal. Ten la sensación real de lo que digo. Todo esto no es algo destinado a ser comprendido. Es para encarnar esta experiencia, Presencia Biodinámica.
Amor
Carles  

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