En primer lugar debemos considerar, a la luz de la Presencia Biodinámica®, la dimensión del significado de “sanación”, que parece obvio y ¡sin embargo no lo es!

Gracias a este cambio fundamental de paradigma, podemos entender que la «enfermedad» es una colección de procesos orgánicos, fisiológicos y emotivos en curso. Mientras se crea que la «enfermedad» es una entidad nosológica, esencialmente estática contra la que hay que luchar y que tiene que ser «erradicada» y «vencida» (como un error de la naturaleza, una máquina descompuesta o el merecido castigo de los dioses, etc.)

También la «curación» será esencialmente definida como la supresión más o menos estable de los síntomas (estática). Cuando nos abrimos a la comprensión biodinámica de la vida y de los seres vivos, nos damos cuenta que en realidad no existe una «salud estática». En todo caso podemos aprender con destreza «a estar en salud».

El equilibrista no tiene en sí mismo el equilibrio (de hecho no existe un equilibrio estático, solo ocurre en el caso de la muerte) sino que debe balancear y contra balancear constantemente su barra (variación biodinámica que se da en la vida entre la simpaticotonía, fase de alerta activa, y vagotonía, fase de reparación del cuerpo) para permanecer en su balance de la salud.

Siguiendo con la metáfora del equilibrista, si está rígido (miedo a la «enfermedad»), cuando llega una fuerte e inesperada ráfaga de viento que lo balancea fuertemente (la simpaticotonía excesiva que se pone en marcha) terminará cayéndose (muriendo) justo del lado de donde venía el viento. Si es flexible (sin miedo) y está entrenado (permitiendo digerir la experiencia), cuando llegue la fuerte ráfaga inesperada de viento, se contrabalanceará automáticamente (simpaticotonía) para poder volver rápidamente al otro lado (vagotonía, donde aparecerán síntomas ) y por último encontrará, balanceándose y equilibrándose elegantemente, su ritmo habitual (ritmo día/noche: normotonia).

En conclusión, nos damos cuenta de que lo que hace la diferencia no es tanto evitar lo que está sucediendo sino más bien ser capaz de permitirnos con elegancia y flexibilidad, las situaciones inesperadas que pueden suceder en la vida, como las fuertes ráfagas de viento.

Amor
Carles

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