En este parar, detenerse y preguntarse es donde reside el asombroso poder de la presencia.
No tiene nada que ver con renunciar ni con la idea de correcto o equivocado. Es simplemente para y preguntarse desapasionadamente que son en realidad las reacciones físicas o emocionales. No se trata de si se puede comer o no chocolate, si tengo que hacer o no un ritual, fumar o no, si como carne o no, o si se puede hacer una broma cínica: se trata de descubrirnos directamente en el impulso de nuestras reacciones en el poder de la presencia.
De ahí puede producirse un cambio: pasar del movimiento impulsado y repetitivo de la mente a simplemente estar aquí, despertando del sueño y al mismo tiempo comenzando a darnos cuanta del poder de convicción de la mente, que proporciona el combustible para el cumplimiento de nuestros deseos medícate el despliegue de imágenes, excusas, racionalizaciones y todo tipo de argumentos.
No sirve de nada juzgar todo eso o considerarlo correcto o incorrecto. No hay correcto o incorrecto; solo hay lo que está sucediendo tal como esta sucediendo, simplemente contemplar los movimientos de este cuerpo mente desde la presencia.
Amor
Carles
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