Solo se puede vivir el presente desde la bendición de la inseguridad 

El presente es aquello que pasa desapercibido entre que llevamos los niños al colegio y pensamos que vamos a hacer de cenar, es aquello que pasa desapercibido entre que escuchamos una pregunta y buscamos la mejor forma de contestar.

Podría  sonar muy espiritual, pero es ciencia en estado puro. Las personas funcionamos con imágenes mentales para sentirnos seguros constantemente. Imagina que estás en tu primer día de trabajo. Llegas a la oficina y te llueve de golpe un aluvión de información: nombres, lugares, claves, personas, programas… Lo más probable es que lleguemos a casa con la cabeza cargada, como si nos hubiera pasado un camión por encima; necesitamos unas semanas de “adaptación” para acostumbramos al nuevo trabajo.

¿Y en qué cosiste esa adaptación?

Adaptarse consiste en crear asociaciones, en conectar imágenes mentales, y para crear imágenes mentales tenemos que prestar atención a las cosas. “Esta persona se encarga del marketing” o “este software sirve para hacer pedidos”. Al utilizar imágenes mentales para sustituir la realidad reducimos el consumo energético, y esto es lo que hace que después de dos o tres semanas no lleguemos tan cansados del trabajo a casa. ¡Es increíble! ¡Nos hemos adaptado!… y al mismo tiempo hemos convertido el trabajo en una imagen mental. En este punto es cuando la novedad, la sorpresa desaparece.

Cada vez que usamos una imagen mental para sentirnos seguros el cerebro discrimina el 99,8% de la realidad.

Lo que ocurre a nivel neuronal es muy interesante. Una vez la adaptación ha tenido lugar, nuestra percepción individual de la realidad deja de construirse con la información que nos llega del exterior y pasa a ser controlada por las imágenes mentales. A partir de ese momento, vivimos desconectados del mundo, y la vida pasa a ser una sucesión de imágenes mentales donde el presente pasa desapercibido.

Estamos en el mundo de nuestras ideas para sentirnos seguros las defendemos a muerte. Cuando tomas consciencia de esto, te abres a que el presente hable por ti.

¿Y esto que significa? ¿Empezar a a levitar ? No.

Significa ver las cosas de una forma que nunca antes la habías visto, sin protección, sin imágenes mentales, significa dejar de buscar la mejor respuesta. En resumidas cuentas, vivir el presente significa permanecer en el filo de la navaja.

El presente tiene sus propias respuestas… ¡Y son increíbles! Siempre nos sorprenden porque, como no tratan de impresionar a nadie, son originales, ellas mismas y tienen la capacidad de transformar el mundo que vemos si hacemos una práctica compartida con la inseguridad que nos causa el no saber.

Amor
Carles

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