Desde un punto de vista funcional, las sensaciones corporales/sentidas son la brújula que tenemos para ir por la vida. Nos permiten estimar el valor de las cosas que debemos incorporar o a las que debemos adaptarnos.

Nuestra atracción hacia lo que nos sostiene y nutre y nuestra evitación de lo que es dañino son la esencia de la función de las sensaciones. Todas las sensaciones derivan del S.N.A de acercamiento o evitación; son positivas o negativas en grados diferentes.

Los sentimientos basados en las sensaciones guían la respuesta adaptativa ante la situación.

Las emociones, por otra parte, ocurren precisamente ¡cuando las adaptaciones de comportamiento han fallado!

Al contrario de lo que piensa, no es el miedo lo que dirige el acto de escapar; ni sentimos miedo porque estemos huyendo de una fuente de amenaza.

La persona que puede huir libremente de la amenaza no siente miedo. Solo siente peligro (evitación) y luego experimenta la acción de correr.

Sentimos miedo únicamente cuando el escape es impedido. De manera similar, experimentamos enfado cuando somos incapaces de “golpear” a nuestro enemigo o resolver un conflicto con éxito de otra forma.

Con lo cual no disociamos, dejamos de sentir las sensaciones corporales.

Y justo es éste no sentir el que nos aleja de quien somos, nos traumatiza quedándonos en un buque que parece no tener salida.

Amor
Carles

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